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jueves, 17 de abril de 2008

Denuncian el abandono de los restos de uno de los mayores dólmenes de Galicia




Patrimonio elude la reconstrucción del vestigio arqueológico destruido hace años en FradesEl precario estado de buena parte del patrimonio de Galicia tiene uno de tantos ejemplos en el Concello de Frades, situado a la comarca de Ordes, en la provincia de A Coruña. Allí, un dolmen llamado Peneda de Guntín fue destruido hace unos años en el transcurso de unas obras de concentración parcelaria. Una asociación cultural llamada Obradoiro da Historia denunció en su momento el abandono y, vista la inactividad de las autoridades, repiten de vez en cuando sus declaraciones. Las grandes piedras que formaron el monumento yacen esparcidas en un camino, a la espera de que alguien tenga una iniciativa.
MANUEL A. CALVO
Localidad:
FRADES
La reciente historia de la Peneda de Guntín _también conocida como Dolmen de Aiazo, nombre de la parroquia en la que está situada_ comienza en 1991. Entonces, la zona estaba en pleno proceso de concentración parcelaria, y aquí y allá se abrían nuevas pistas a través del monte. Según los miembros de Obradoiro da Historia, en uno de esos trabajos las máquinas arrasaron la Peneda, un conjunto de piedras conocido desde siempre por los vecinos del lugar.
Además, «atoparon no lugar outras pedras de grande tamaño que quedaron ao longo da pista, semienterradas e tapadas pola vexetación», dicen los denunciantes. El hecho quedó en el olvido hasta que, en 1996, dos personas aficionadas a la arqueología las estudiaron, y pensaron que se podría tratar de un dolmen y no de unos pedrolos cualquiera. Alertaron a los responsables de Patrimonio de la Xunta, que acudieron al lugar, incluyeron los restos en su inventario y emitieron un informe. En él se afirma que los restos corresponden a un dolmen con cámara poligonal, posiblemente con corredor: «A cámara estaría formada por cinco chantos e unha grande tampa ou cuberta. Un dos esteos mide 4,65 metros, sendo un dos maiores de Galicia».
Sin embargo, el informe añade que «a dudosa probabilidade de localiza-lo emprazamento orixinal do xacemento faría innecesaria a realización de excavacións complementarias. Dada a dificultade de atoparlles ós restos unha nova localización como consecuencia da súa ubicación fóra de contexto arqueolóxico, as lousas están amoreadas ó longo dun camiño, estando en estudio a decisión sobre o seu definitivo emprazamento».
Y ahí quedó todo. Los miembros de Obradoiro da Historia comenzaron a enviar cartas a cuantas instituciones pudieran hacer algo por remediar la destrucción y olvido de la Peneda. El año pasado, se pusieron en contacto con el Valedor do Pobo, y éste, vista la situación, envió una recomendación a la Dirección Xeral de Patrimonio, en la que urgía a «establecer as medidas que sexan adecuadas para a protección e conservación dos restos da Peneda de Guntín, así como acelerar o mais posible o estudio que está a fecer sobre o seu definitivo emprazamento». Esta recomendación fue hecha en marzo del año pasado. Tiempo después, Patrimonio comunicó que no aceptaba el consejo del Valedor do Pobo, y este decidió incluir el caso en el informe que cada año presenta al Parlamento.
Mientras, los enormes fragmentos de la Peneda de Guntín siguen abandonados cerca del lugar de Anellas, en la parroquia de Aiazo. Después de cinco mil años bajo tierra, el monumento funerario salió a la luz de la peor manera posible.

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