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domingo, 20 de abril de 2008

Destrozos en monumentos que siguen sin subsanarse

No todos los bienes históricos y artísticos de la comarca pueden presumir de la suerte, relativa, que corrió el cruceiro de Eiroa, en la villa de Noia.
El impacto que recibió de un coche derribó el monumento, pero los resortes administrativos se pusieron en marcha y, al cabo de algo más de un año, ya se había reconstruido la pieza.
Sin embargo, otros exponentes de la riqueza patrimonial barbanzana habitan la tierra del olvido y la degradación y, en muchos casos, ni siquiera aparecen reflejados en los catálogos e inventarios de las administraciones públicas.
En Lousame, no hace mucho tiempo un particular arrastró unos troncos con unas cadenas por encima de las inscripciones de los prehistóricos petroglifos que se encuentran en Lesende.
Más casos
En Berrimes, ya ni se acuerdan de cuándo un hermoso cruceiro que poseía la aldea quedó reducido a añicos, algunos de los cuales, que no todos, se guardan desde entonces en una caja de cartón. En Tállara, ocurrió algo similar, pero el ejecutivo local prevé arreglar la cruz en el año 2004. y para ello ya se pusieron en contacto con Patrimonio.
En Nebra, en el municipio sonense, una pieza de la misma tipología aguarda, desde hace muchos años, a que alguien se decida de una vez a hacer justicia para que pueda regresar a su ubicación de siempre.
Tomado de: http://www.lavozdegalicia.es/hemeroteca/2003/11/01/2125501.shtml

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